Si la comunicación es el puente en tus relaciones familiares, el material del que está construido ese puente es la confianza. Si no existe un elemento sólido de confianza entre ustedes, a tus hijos no les interesará compartirte sus intereses y menos contarte sus miedos y retos actuales, lo que dificultará mucho tu rol como educador y guía.
Para tener claro si la comunicación que tienes con tus hijos está siendo generadora de confianza, te sugiero responder y reflexionar sobre los siguientes puntos:
El objetivo principal por el cual usualmente inicio la comunicación con mi hijo/a es:
- Que me rinda cuentas sobre el cumplimiento de sus deberes escolares y/o domésticos
- Darle órdenes y repartir tareas
- Conocerlo/a mejor cada vez
- Compartir eventos familiares
- Reconocerle sus logros y motivarlo/a a seguir consiguiendo lo que desee
- Criticarlo/a por lo que hace más (a mi juicio)
- Reprenderlo/a
- Entender sus necesidades
- Discutir
- Comentar sobre programas de televisión
- Mostrar mi amor por él/ella
Los rasgos característicos que prevalecen en mi comunicación no verbal cotidiana hacia mi hijo/a son:
- Lo/la miro a los ojos
- Le grito de cuarto a cuarto
- Cuando se acerca a mí noto su presencia con algún gesto
- Lo/la acaricio, abrazo o beso afectuosamente
- Cuando se acerca a mí sigo haciendo mis actividades y lo/la ignoro
- Le pego o lo/la empujo
- Utilizo principalmente Whatsapp o las redes sociales
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El nivel de comunicación que impera entre nosotros es:
- Superficial- Hablamos de eventos o circunstancias
- Medio- Compartimos opiniones o ideas
- Profundo- Expresamos nuestras emociones
¿Qué reflejan tus respuestas sobre la comunicación hacia tus hijos? ¿Hay algún punto que quisieras mejorar? ¿Cómo podrías empezar a hacerlo? ¿Hay algún obstáculo personal que te impida iniciar de inmediato?
Espero que estas preguntas te den las respuestas que necesitas.
Por Elba Quintanilla, psicoterapeuta.