La autoestima infantil es la imagen que el niño tiene sobre sí mismo y se va formando desde que empieza a tener autoconciencia. Una autoestima positiva o negativa depende del resultado de la ecuación entre el carácter del niño y el ambiente social que le rodea. Un niño con una buena autoestima será capaz de mostrar seguridad en sí mismo, además de aceptar sus errores y logros de forma positiva.
Cómo fomentar la autoestima de los niños
Los padres somos el primer espejo en el que se miran los hijos para empezar a construir su autoimagen. Para ayudarles a potenciar una autoestima sólida podemos:
- Reconocer sus fortalezas
Cuando demuestre cualidades o virtudes reconóceselas verbalmente, destacando el comportamiento concreto: “¡Qué buen hermano eres! Gracias por ayudar». «Qué bien pintas, me encanta este dibujo». De acuerdo con el libro ¿Cómo formar hijos emocionalmente sanos?, ayudar a tu hijo a desarrollar sus fortalezas, así como a contrarrestar sus debilidades, resulta fundamental para que construya una imagen positiva de sí mismo.
- Reconocer sus esfuerzos
Más allá de los logros, felicítalo por sus esfuerzos independientemente del resultado, así le ayudarás a desarrollar la perseverancia y tolerancia a la frustración.
- Cuidar nuestra actitud ante sus errores
Muestra naturalidad ante los mismos. Enséñale que es normal equivocarse cuando estamos aprendiendo y anímale a seguir practicando o intentar formas diferentes para conseguirlo. Cambia «está mal», por «¿cómo te puedo ayudar para mejorar?».
- Evitar ponerles etiquetas
Hay una gran diferencia entre calificar su comportamiento y calificarlo a él. En vez de decirle «eres un desastre», dile «has dejado la habitación hecha un desastre», por ejemplo.
- Demostrarles nuestro amor incondicional
Incluso cuando te enojes y lo regañes, déjale saber siempre que lo quieres. Nunca utilices el cariño como moneda de cambio.
Cuando un niño tiene una buena autoestima…
+ Aprende mejor en la escuela
+ Reconoce y expresa con mayor frecuencia y facilidad sus emociones
+ Se involucra mucho más en los sentimientos de sus compañeros y desarrolla más empatía
+ Aprenden a resolver conflictos hablando, buscando diferentes opciones y valorando las consecuencias antes de tomar una decisión
+ Aprende a ver una misma situación desde distintos puntos de vista
+ Es más consciente de sus emociones, las expresa con más naturalidad y aprende a regularlas para sentirse mejor
+ Maneja situaciones y conflictos de mejor manera
Fuente: www.hacerfamilia.com