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Acuerdos
Si tú y tu pareja tienen pequeñas diferencias a la hora de disciplinar a sus hijos, no tienen mucho de qué preocuparse, pues los niños saben adaptarse a ello. Por ejemplo, un niño puede tener claro que mamá se molestará si le contesta de mala manera, mientras que papá se pondrá furioso si derrama una bebida sobre la mesa. Acuerdos




Sin embargo, algunos investigadores indican que los niños cuyos padres tienen estilos de crianza muy distintos están más propensos a presentar problemas de comportamiento. Si papá lo permite todo, por ejemplo, y mamá es muy estricta, lo más probable es que los hijos terminen confundidos.

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Obviamente, no hay que esperar que tú y tu pareja piensen y actúen exactamente de la misma manera, pero sí es muy importante evitar una guerra de poder entre ustedes. Por eso, te sugerimos tomar en cuenta las siguientes recomendaciones en lo que se refiere a la disciplina de tus hijos:

  1. Es importante que hablen sobre cómo los disciplinaban a ustedes sus padres cuando eran niños. Esto no significa que deban replicar esos estilos (nuestros hijos viven en una realidad muy diferente a la que existía cuando nosotros éramos pequeños), pero sí le ayudará a conocer mejor sus puntos de vista respecto a la crianza.
  2. Cuando cuestiones a tu pareja sobre su forma de disciplinar, asegúrate de tener la mejor disposición de escuchar y no interrumpir. Sé paciente, actúa con mucho respeto y pregúntate a ti mismo por qué te opones a sus métodos, qué temes que pueda ocurrir.
  3. De igual manera, pide a tu pareja que te diga cuáles son sus objeciones respecto a tu manera de disciplinar.
  4. Exploren todas las opciones que tienen y definan un plan para disciplinar a sus hijos, analizando las ventajas y desventajas de cada una. Establezcan un conjunto de normas en las que ambos estén de acuerdo. Es muy probable que tengas que revisar y ajustar las normas al cabo de algunas semanas si no están funcionando.
  5. A medida que vayan probando nuevas estrategias de disciplina, resuelvan las disputas que surjan, una por una, en un lugar tranquilo y con privacidad, donde los pequeños no puedan escuchar.
  6. Pónganse de acuerdo y mantengan las mismas reglas. Si los pequeños se dan cuenta de que sus papás trabajan en equipo será menos probable que los pongan en situaciones donde tengan que enfrentarse. Es importantísimo que te abstengas de criticar la forma de disciplinar de tu pareja, delante de los niños.
  7. Si sospechas que tu hijo está tratando de que haya un enfrentamiento entre tú y tu pareja, diciendo cosas como: “Papá siempre me deja limpiar la mesa después de la película”, dile que tomarás una decisión una vez que hables con su papá. También le puedes indicar que tiene que obtener el “sí” de los dos padres antes de proceder. Recuerda que no todas las cuestiones de disciplina requieren una respuesta inmediata.
  8. Si tu pareja se desanima (aunque no estés completamente de acuerdo en cómo manejó la situación), ofrécele alicientes y apoyo. Encuentra un momento tranquilo para decirle, amablemente y sin juzgarlo, algo así como: “¡Qué difícil fue eso! Debes de estar molesto. ¿Quieres que hablemos sobre ello?”. Acuerdos
  9. Si tus hijos ya van a la escuela, establezcan normas familiares claras y repásenlas con ellos para que tengan claro que ambos padres trabajan en equipo. Además, si los niños más grandes participan en la creación de las reglas, estarán más dispuestos a cooperar. Con el tiempo tendrás que revisar las normas y consecuencias para ajustarlas de acuerdo con el crecimiento de tus hijos. Acuerdos
  10. ¿Y si tu pareja se niega a hablar sobre el tema? Esa situación no es nada fácil, pero no te des por vencido. Pídele que haga una lista de los comportamientos del niño que más lo hagan enojar, y que anote también las ideas que se le ocurran acerca de cómo resolverlos.




Recuerda que si siempre quieres que se haga lo que tú dices, los dos quedarán atrapados en una zona de batalla. Mejor trata de comprender el punto de vista de tu pareja. En último caso, dale un libro o artículo sobre el tema, o solicita la ayuda de un maestro, asesor escolar o terapeuta.

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