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Tristemente, es cada vez más común encontrar casos de padres que se acercan a nosotros para contarnos lo difícil que les resulta pasar momentos en armonía con sus hijos. La mayoría de las veces esta situación se debe a que han elevado tanto su nivel de estrés en el trabajo que se han vuelto muy irritables y han dejado de tener paciencia con sus hijos pequeños. El resultado es que, en vez de disfrutar de su compañía, terminan perdiendo los estribos a la primera señal de desobediencia por parte de sus hijos o, simplemente, por el hecho de tener que llegar a hacer con ellos ciertas tareas.




Para la pedagoga Cristina García, autora de la guía “El método de la paciencia con los hijos”, es importante no perder de vista lo siguiente:

1. Son niños y hacen cosas de acuerdo con su edad
Como niños, es normal que no obedezcan a la primera, que quieran tocar todo, que antepongan rechazo a la autoridad y siempre quieran jugar. Parece demasiado obvio, pero muchas veces se nos olvida.

2. Necesitan nuestra atención
En todo momento y lugar, así estén en la calle, en casa, en una tienda; o tú estés hablando por teléfono o viendo la televisión.

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3. Tienen diferentes necesidades a las nuestras
Tal vez tuviste un día pesado y quieras descansar pero tu hijo necesita que le dediques tiempo, ya sea para jugar, para que le aclares alguna duda o, simplemente, para que le hagas un cariño.

4. Merecen todo tu respeto
Cualquier tipo de maltrato (golpes, gritos, humillaciones, etcétera) lastimará su autoestima.

5. Viven a otro ritmo
Ellos no tienen prisa para comer ni para vestirse ni para llegar a ningún sitio. La prisa es de los adultos; y ojo: entre más prisa tengas más difícil será para ti ser paciente.

6. No son perfectos ni perfeccionistas
Aunque como papás es importante exigirles que hagan las cosas bien, ellos no tienen el mismo rigor para hacer las cosas. Se trata de inculcarles disciplina, cierto, pero hay que entender que esto se logra poco a poco.

7. Necesitan nuestro amor incondicional
Cuando sientas que estás a punto de perder los estribos recuerda que ese mismo niño con el que estás siendo impaciente es el mismo que, en otro momentos, hace que te sientas la persona más feliz del mundo. Ámalo siempre, aun cuando no se esté portando tan bien.

Con información de: www.abc.es

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