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Lamentablemente, cada día escuchamos y leemos más sobre esta práctica a la que recurren los adolescentes buscando escapar de la realidad y liberar ansiedad, estrés, tristeza o sentimiento de soledad. El cutting consiste en cortarse la piel, principalmente de brazos y muñecas, con navajas u otros objetos punzocortantes. 




Tal vez lo más preocupante de esta práctica es que sea silenciosa, ya que suelen esconder las heridas debajo de la ropa. Sin embargo, las escuelas cada vez reportan más casos de cutting entre los alumnos, razón por la cual muchos psicólogos se han dedicado a estudiar esta práctica. Entre las conclusiones a las que han llegado está que, dentro de los principales propósitos de quien lo hace, están: llamar la atención, manipular a otros y expresar dolor emocional. De acuerdo con la psicóloga Sandra Posadas Pedraza, maestra en psicoanálisis de la Clínica de Atención Integral del Niño Maltratado del Instituto Nacional de Pediatría, en México, el cutting es cada vez más común en niños y niñas que llegan a la etapa de la adolescencia.

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¿Qué motiva a un adolescente a autolastimarse?

Muchas veces, los niños o jóvenes se cortan cuando se sienten tristes, disgustados, impotentes o preocupados alguna situación familiar, como el divorcio de sus padres, la muerte de un ser querido, violencia intrafamiliar o problemas económicos. Si a esto le sumamos que muchos papás exigen buenas calificaciones y amenazan ante malas notas, los niños y jóvenes que no pueden controlar la presión de la escuela buscan la manera de liberar ese enojo, ira o desesperanza a través de objetos punzocortantes.

Otro factor frecuente entre jóvenes es el hecho de enfrentar problemas para relacionarse con sus pares o de pareja. Un caso menos común pero que también incide en la motivación para lastimarse es cuando un joven descubre que sus preferencias sexuales son minoritarias y no sabe manejar la situación. 

Entender qué podría motivar a tu hijo a llevar a cabo este tipo de prácticas puede ser de gran ayuda para prevenir o tratar este problema. ¡Nunca dejes de ponerle atención! 

¿Cómo detectar si tu hijo se autolastima?

Primero que nada, debes estar atento a su actitud y comportamiento. Si lo ves ansioso, decaído, angustiado, demasiado irritable o temeroso, procura acercarte a platicar con él. Otro punto importante es que te fijes si está ocultando partes de su cuerpo que antes lucía sin problema, particularmente los brazos. De ser así, empieza a indagar un poco más. Pregúntale directamente: “¿Por qué no te quitas la sudadera mientras comemos, si no está haciendo frío?”, por ejemplo. 

¿Qué hacer si creo o sé que mi hijo lleva a cabo esta práctica?

Primero que nada, hazle saber que, aunque no apruebas estos actos, harás todo por comprender la situación por la que está pasando. Es muy importante que sienta que cuenta contigo y que harás lo que está en tus manos por ayudarlo. Dale argumentos de por qué lastimarse no es una buena manera de liberar emociones y haz lo posible por ayudarlo a aligerar la carga, si es que está en tus manos. Si, pese a todo, sientes que la situación te está rebasando, no dudes en acudir con un psicólogo que pueda ayudarlos a salir juntos. 

Sobre la autora
Merab Govea
Psicóloga egresada de la UNAM. Desde hace ocho años trabaja con niños que tienen TDAH, hiperactividad y Síndrome de Asperger. Actualmente forma parte de un proyecto que permitirá detectar qué técnicas de enseñanza mejoran el desempeño escolar de niños y jóvenes. Actualmente, forma parte del equipo editorial de Psicología para Niños.

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