¿Te gustó? Compártelo

felicidad por Paulina Zenea, de Orgullosamente Mamá Joven

Estoy feliz por la llegada de mi hijo. Lo sé y lo siento, pero ¿por qué siento tristeza, miedo, ansiedad…? ¿Qué pasa? ¿Qué hago?

Después del nacimiento de mi primer hijo estaba muy feliz. Sonreía a pesar de las ojeras provocadas por las pocas horas de sueño. Sin embargo, a los pocos días lloraba por todo. Me daba miedo ir al baño o dormir mientras mi bebé lo hacía. Por las mañanas nos quedábamos solos en casa y no quería despegarme de él para verificar, cada cinco minutos, que siguiera respirando. Es más, no podía ni desayunar en la cocina. Y es que, al ser primeriza es normal tener tantos miedos. Ya no solo eres responsable de ti, sino de un ser pequeño e indefenso. felicidad




Mi mamá estuvo allí para apoyarme, pues en ese momento aún no vivíamos con mi ahora esposo. Él, a pesar de la distancia, me ayudó a superar todo esto. 

Y es que, al empezar a sentirnos así, tristes o desanimadas, es necesario liberarnos un poco y, cuando sea posible, dejar al pequeño por un momento a cargo de alguien. Yo llegué a dejárselo a mi mamá, pero también puedes encargárselo a tu pareja, a una hermana o alguien de tu entera confianza que lo cuide por ti al menos una hora, y tú puedas salir a caminar un rato al parque, a un centro comercial, o a hacer cualquier actividad, como escribir (puedes escribir lo que sientes y después quemarlo para que desaparezca, si así prefieres), pintar, hacer manualidades, tomar un baño relajante, beber una taza de té o salir con una amiga; hacer algo que te ayude a despejarte.

Lee también 10 sinceras dificultades de ser una mamá joven.

Hablar con tu pareja sobre cómo te sientes, y tener la mejor disposición de escucharlo es de gran ayuda, sobre todo si él también es papá primerizo. Aunque no lo creas, es probable que él se sienta desplazado por tu bebé, pues ahora toda tu atención se centra en él. Por eso es importante que hablen entre ustedes, pues al sentir ese “rechazo” puede volverse quejumbroso y, nosotras, al sentirnos poco comprendidas, es probable que nos enojemos y estemos tensas todo el tiempo. felicidad

Yo salí pronto de esto porque, gracias a Dios y a mi familia, conté con todo su apoyo, pero si tú no logras recuperarte y te sientes peor, podrías estar padeciendo la tan conocida depresión posparto, o baby blue. Ésta puede durar dos meses (depresión puerperal) o prolongarse por tiempo indefinido. En muy pocas ocasiones es considerada grave, y aunque no se sabe exactamente qué la causa, es aconsejable acudir con un médico si se presentan cambios radicales de humor o si has padecido depresión con anterioridad.

Ninguna mamá debe pasar por este proceso sola. No sientas pena, comunícate con tu familia, no dudes en pedir ayuda, pero, sobre todo, confía en ti misma. Con el tiempo irás conociendo a ese nuevo ser y poco a poco te sentirás más capaz de ser la mamá que tu hijo necesita. 

¿Te gustó? Compártelo